sábado, 18 de junio de 2016

Cosas que me enseñó la emigración


Todo tiene un principio y un final, y me temo que el de este blog ha llegado. Cuando empecé creí que este momento coincidiría con mi retorno a casa, lo cual, para bien o para mal, no se cumplirá. Aunque nunca he dejado de responder consultas, la larga temporada que llevo sin publicar me indica que es hora de cerrar el chiringuito. Las cosas, o se hacen bien o no se hacen. Me gusta escribir pero, hacerlo como yo quiero, exige un tiempo del que ahora no dispongo. Simple cuestión de prioridades.

Me despido con tres sensaciones que resumen tres años (y pico) de blog:


Satisfacción: Por lo mucho que me ha enseñado y enriquecido la emigración, a pesar de las dificultades. Entre otras muchas cosas, me ha permitido, por ejemplo:

Hacer un blog ;-)
Conocer nuevos idiomas, lugares, culturas, costumbres...
Abrir la mente a nuevas ideas.
Rectificar puntos de vista erróneos, pero también confirmar otros totalmente acertados.
Madurar personal y profesionalmente.
Juzgar con más objetividad los defectos y virtudes de mi sociedad y de otras sociedades, y comprender porqué, en general, cada una tiene lo que merece.

Rabia: Por tener que asistir impotente al esperpento que es España —donde la incompetencia se aplaude, se premia y se fomenta—, por tener que asumir que nunca cambiará y por tener que resignarme a estar lejos de casa para vivir con dignidad.

Y finalmente, si me lo permitís,

Orgullo: Por no deberle nada a nadie, por no contribuir hipócritamente a perpetuar nuestro asqueroso modelo español de servilismo, porque todo lo que tengo, mucho o poco, lo he conseguido por mí mismo y por haber sido capaz de sobreponerme a la difícil situación que dió origen a este blog.

"El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia."
Henry Ford

Gracias por la atención prestada y hasta la vista.