domingo, 18 de mayo de 2014

Elecciones municipales en Alemania

Coincidiendo con las elecciones europeas del 25 de mayo, en varios estados alemanes, se eligen también los representantes del pueblo en municipios y "comarcas" (no encuentro una palabra del todo adecuada para designar esta unidad administrativa a medio camino entre la provincia y el municipio de España). Este batiburrillo llamado Unión Europea, establece que, a nivel local, los inmigrantes votemos en el país de residencia y no en el de procedencia —al contrario que en las elecciones generales—. Esto me ha dado la ocasión de descubrir algunas peculiaridades del sistema electoral alemán que me han llamado la atención. Paso a relatarlas.


La primera curiosidad es el modo en que se desarrolla la campaña. No tengo prácticamente la sensación de estar a las puertas de unas elecciones. Hay algunos carteles por la calle, sí, pero sin saturar. Muy lejos de las estridencias que acostumbramos a ver en España (véase: coches con megafonía a todo trapo, mítines a gogó...). Asimismo, mi buzón no ha sido inundado con papeletas y propaganda de los partidos. He recibido únicamente dos o tres folletos, que también en su contenido se diferencian de lo que se estila en España.

En dichos folletos aparecen las fotos de los candidatos acompañadas de su nombre, edad, estado civil, número de hijos, profesión y aficiones. En algún caso figura incluso su domicilio y un breve extracto de sus actividades profesionales y políticas. Es casi un "mini-currículum". Estoy acostumbrado a que, en Alemania, todo tipo de profesionales (ya sean dentistas, asesores, técnicos, jardineros u otros cualesquiera) incluyan datos personales al promocionarse, pero resulta chocante verlo en política. Sin embargo, me parece lógico que así sea. ¿No nos piden a todos un CV cuando queremos conseguir un trabajo? Pues igualmente deberíamos conocer los estudios y experiencia de quienes pretenden ocupar un cargo político para seleccionarlos con cierto criterio, ¿no?

Otro asunto llamativo en comparación con España es la mecánica de la votación. La cosa va más o menos así:

1.- En cada corporación hay un número determinado (llamémosle x) de escaños a cubrir, en función del número de habitantes. Cada votante tiene derecho a emitir x votos, o sea, tantos como escaños hay en disputa.

2.- Esos x votos pueden otorgarse a los miembros de una misma lista (mismo partido) o pueden distribuirse entre varias listas diferentes. El número total de votos no puede exceder de x, o se considerará nulo.

3.- Puede asignarse más de un voto (hasta un máximo de tres) a un mismo candidato, sea de la lista que sea. Para ello hay que escribir el número deseado en el recuadro de la papeleta designado para tal efecto. Para otorgar un voto a un candidato se escribe un '1' o una 'X'. Para otorgarle dos votos, un '2'. Para otorgarle tres votos, un '3'.

4.- Puede optarse por entregar solo una papeleta (de una lista o partido) sin modificar (sin ningún candidato explícitamente marcado). En ese caso, cada miembro recibe un voto (correlativamente según su puesto en la lista, hasta repartir el máximo de x).

5.- Alternativamente, pueden entregarse una o varias papeletas modificadas (con candidatos explícitamente marcados) si lo que se desea es elegir personas de diversas listas. Para ello hay dos opciones:
  • a) Papeleta única: se marcan los candidatos deseados en una de las listas y luego se añaden en ella (escritos a mano) el resto de nombres junto con los votos que se le quieren otorgar.
  • b) Papeletas múltiples: se entregan todas aquellas listas de las que se quiere elegir algún candidato, marcando en cada una la repartición deseada de votos.

Puede discutirse qué sistema es mejor o peor y habrá opiniones para todos los gustos. Mi sensación personal es que este método concede más libertad al votante y anima más a participar. Posiblemente sea uno de los factores que diferencian a una democracia madura de una que hace aguas —como la española—. ¿Cómo lo veis vosotros?