sábado, 1 de febrero de 2014

Alquiler de vivienda en Alemania

Uno de los aspectos traumáticos que van ligados a un cambio de país es la búsqueda de vivienda. En Alemania, como en otros países avanzados de Europa, hay un alto porcentaje de gente que vive de alquiler y no se plantea comprar casa. Además, no existe una cantidad ingente de viviendas vacías como sucede en España. Por estos y otros motivos, encontrar un lugar digno donde vivir no es una empresa fácil por estas tierras. Una experiencia francamente nada agradable.


Cuando decidí venirme a Alemania, mi ignorancia me hizo pensar que esta tarea sería aproximadamente igual que en España: tediosa sucesión de visitas a múltiples inmuebles, elegir el que más te guste y hacer la maldita mudanza. Pero no. Aquí es mucho peor.

Para empezar, aquí no existen prácticamente los pisos amueblados. Y ojo, porque dentro de la categoría de 'mueble' se encuentran cosas como... las bombillas. Es decir, sin amueblar, significa completamente vacío. Cuando empecé a ver pisos no daba crédito. Consistían literalmente en cuatro paredes, suelo y techo. Es habitual que no tengan muebles de cocina, pero incluso los hay que no tienen ni retrete. ¡Por el amor de Dios! ¿Quién en su sano juicio se muda de casa con la taza del váter debajo del brazo?

Por lo tanto, el primer problema está servido. O te traes los muebles de tu residencia anterior o tendrás que comprarte aquí todo lo necesario para llenar tu nuevo hogar. En cualquiera de los dos casos, tu billetera quedará temblando.

Siguiendo con el capítulo económico, el próximo inconveniente nos lo encontramos en el precio del alquiler. La elevada demanda y la reducida oferta derivan en unas rentas generalmente astronómicas. Es común que superen la barrera de los 1000€ mensuales, sobre todo en las ciudades, incluso tratándose de perfectos cuchitriles. En poblaciones menores pueden ser algo menos caros, pero aún desorbitados para el equipamiento que ofrecen.

El siguiente obstáculo estriba en que las mejores viviendas suelen salir al mercado a través de agentes inmobiliarios. Estos deben llevarse su trozo correspondiente del pastel, trozo que sale de tu bolsillo, naturalmente. Por ley, tienen derecho a cobrarte una comisión máxima igual a dos mensualidades de alquiler "frío" —así se denomina la renta que no incluye los gastos de consumo: calefacción, agua, etc—, a lo que hay que sumarle el correspondiente IVA —actualmente del 19%—. O sea, que pueden cobrarte hasta 2,38 mensualidades de comisión. Para entendernos, si la renta mensual es de 1000€, el desembolso sería de 2380€. ¡Ahí es nada!

Así pues, siempre que sea posible, es interesante evitar esa vía. ¿Cómo? Buscando en periódicos y portales inmobiliarios de internet, preguntando a conocidos —si los tienes— y teniendo mucha, mucha suerte. Eso sí, ojo con el número de habitaciones, ya que este incluye todas las estancias que no sean cocina y baños. Eso quiere decir que, un piso de "3 habitaciones", puede tener en realidad solo un dormitorio. Una curiosidad son los pisos de 2,5 habitaciones, de 3,5 habitaciones, etc. Esas "medias habitaciones" son pequeñas estancias no separadas mediante puertas o demasiado pequeñas para tener el rango de habitación completa.

Otra cosa a tener en cuenta es una práctica que parece extenderse cada vez más. Se trata de la SCHUFA, lo que viene a ser un informe de tus "aptitudes" como pagador. A mí no me lo han pedido hasta ahora, pero he visto con frecuencia anuncios donde tener un informe positivo sí es condición para ser aceptado como inquilino. No obstante lo anterior, nadie se libra de la correspondiente fianza, que puede ser de hasta tres meses (+IVA) según tengo entendido, si bien esto depende del propietario.

Finalmente, el hecho de superar todas estas dificultades no significa que ya se pueda vivir tranquilo. No. Una vez instalado, toca lidiar con el reglamento de esa vivienda que tanto ha costado conseguir, el cual incluye, entre otras lindezas, cosas tan rocambolescas como limpiar el buzón —sí, sí, donde te dejan las cartas— o retirar —pala en ristre— toda la nieve que caiga en la vía pública delante de tu casa. Asimismo, cuando te vayas, todavía te espera un último regalo de despedida: repintar la casa completa de arriba a abajo.

Para terminar os enlazo
aquí un artículo con otra experiencia reveladora sobre la búsqueda de vivienda en Alemania. No era muy consciente por entonces pero, cuanto más conozco, más afortunado me siento de tener la que tengo...